Pilar
                                                                           
                                                                         MATICES
                                                           ROJO-BLANCO-NEGRO


Mi realidad estaba tan falta de esperanza como mis sueños. Era incapaz de superar la malsana sumisión, de despistar a la depresión que me perseguía sin tregua.  Me abocó a desear acabar con todo y dejar atrás mi negra realidad: las habituales visitas a urgencias, las mentiras para justificar lo injustificable… Y ver llegar la noche sin haberme quitado todavía las gafas de sol, pretendiendo  ocultar lo evidente. 
La tarde que cambió mi vida todo en la habitación se tiñó de rojo; roja la colcha y las cortinas. Roja la pared y la alfombra. Roja mi ropa y la suya, mis manos y su pecho.
Ahora todo en mi habitación es blanco. Blancos los muros. Blancas las sábanas, el visillo, las toallas… Y la persiana y el armario, la cama y el suelo.  Las batas del personal y mi camisón.
Negros son los barrotes de la ventana; negros como la noche. Me preguntó para qué sirve la noche si apenas logro dormir porque los recuerdos me mantienen en vela. Y si duermo las pesadillas me atormentan y vuelvo a verlo todo rojo; roja la colcha y las cortinas. La pared y la alfombra. Mi ropa. La suya. Y mis manos, mis manos, mis manos…

                                                                       FIN
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