QUERER CREER
No
consigo recordar. ¿Qué es un hada? Me esfuerzo rebuscando en la cabeza
embotada por el hambre, el frío que engaño con vino peleón.
Una
chispa fugaz me asalta y entreveo a un niño en el regazo de una mujer
hermosa, que le acaricia el pelo. ¿Sería ella un hada? Creo que no.
¡Lástima! Era agradable la sensación de sentirse protegido, amado.
Por
entre la manta mugrosa que me cubre veo venir, calle abajo, a una
muchacha; arrastra los pies por el peso de las bolsas que carga y sonríe
a los colegas que van saliendo de los soportales, de entre cartones y
trapos, como muertos vivientes; tienden las manos desheredadas hacia los
bocadillos y cafés que reparte, y se pierden en las sombras, urgidos
por el ansia de devorar.
También
a mí ella me regala comida, y una sonrisa luminosa. Vuelvo a mi rincón
empuñando mi ración, contento, porque ya sé lo que es un hada.