Pilar

OTRA VEZ ES PRIMAVERA No dije que lo sabía. Empecé a recelar porque ya apenas lloraba al ver las fotos del álbum o si sonaba esa melodía; era nuestra canción, decía suspirando. Lo sospeché al verla sonreír sin motivo. O cuando respondía al teléfono y, sofocada, aseguraba que era una equivocación. Tampoco me pasó desapercibido que incorporaba mínimas pinceladas de color a sus trasnochados crespones negros, ni el afán de taparse las incipientes canas, de maquillar los labios, ahora menos tensos. Hasta la casa parecía más luminosa. Por eso, cuando mi madre pronunció tímidamente aquél nombre nuevo, abrí el balcón y aspire profundamente. Ya huele a primavera, le dije, nos miramos un segundo y rompimos a reír como locas. FIN