QUERIDA MERCHE
Estoy
disgustada. He tenido una mala noticia: Merche se cambia de
casa. Merche es esa vecina a la que puedes pedir perejil, harina o un diente de ajo en
cualquier momento. Esa que entra por la mañana para preguntarte si quieres pan
porque va a la compra. Se ofrece para acompañarte, o te pasa unas croquetas y un trozo del
riquísimo bizcocho que ha cocinado.
Es
viuda, tiene un hijo, que se acaba de separar, y dos nietos, por eso se cambia
a un pisito más barato y cerca de ellos, para atenderlos.
En
sus años mozos ganó un concurso de la radio para cantantes aficionados; no
llegó a hacer carrera, aunque no ha perdido el gusto por la música y canta
hasta para saludar, “Esta tarde vi llover, amiga mía”.
Cuando hace bueno, de ventana a ventana nos ponemos a charlar. Es muy habladora, gritona y un
poco dura de oído, la oigo hasta cuando habla por teléfono y sin pretender cotillear
me entero de todo lo que dice. Sin verla sé que llega a casa porque entra chillando,
llamando al gato y al canario. Enseguida se pone a canturrear.
Hoy
ha venido a despedirse; la echaré de menos, su alegría, la ayuda, la compañía y,
sobre todo, su original y cantarín saludo.
FIN