Pilar

IMPOSIBLE DE DIGERIR. La cena se enfriaba en la mesa, y el chico sin llegar. Por la ventana, el estridente ruido de un tubo de escape, le alertó. Se asomó rápida. La moto pasó veloz por la calle y se perdió dejando una estela de humo negro y el eco retumbando en la noche desapacible. Encendió el televisor para solapar el tic-tac del reloj acusador, aunque apenas prestó atención al último telediario; dudaba en si calentar la verdura o esperar a escuchar la llave en la cerradura. Cuando dieron la noticia del accidente, como una autómata tiró la comida helada a la basura. FIN