Pilar
DESPEDIDA DE SOLTERO Manuel estaba asombrado. La fiesta, tan misteriosamente preparada por sus amigos, resultó decepcionante: un pub en su misma calle, dos chistes, una copa… ¿dónde estaba la maciza saliendo de la tarta? ¿Dónde las burradas a las que eran tan aficionados? Por una vez debemos ser comedidos; si llegas a la iglesia con ojeras y resaca tu novia nos mata, alegaron desoyendo sus quejas, empujándole para que saliera con ellos y se marchara a dormir, y desaparecieron en masa dejándole plantado. Abatido y solo decidió alargar la velada, pidió más güisqui y subió a casa pasada la una. En la puerta había un sobre. ¡Al ataque! ponía el tarjetón firmado por la panda. Sobre la cama encontró un paquete enorme envuelto en plástico de burbujas, con un lazo gigantesco. ¡Era esto! exclamó sonriendo y volvió a animarse. Lo desató sin prisa y desplegó las pompas sospechando la sorpresa. Fue impactante: una hermosa mujer desnuda miraba sin ver, con la boca amoratada, desencajada en un grito desesperado, inútil. Manuel se sentó en el suelo y rompió a llorar. FIN