Pilar








                                                             FIJACIÓN                                                                                                                                         





Mis padres eran los porteros en una finca del barrio de Arguelles; nuestra vivienda estaba en el sótano y las ventanas quedaban a ras de la acera; yo me subía a un taburete y miraba la calle, el suelo, en realidad, he visto pasar ante mis ojos zapatos, botas, botines y zapatillas de todos los estilos y colores, soy un experto en calzado. Y en piernas; de una mujer no me importa su cara, el pecho, su vientre… lo único que me excita son las piernas; ni siquiera soy exigente y aunque me gustan torneadas y largas, no le hago ascos a otras menos atractivas. Tengo una fijación enfermiza que me ha ocasionado más de un disgusto.

Estoy ahorrando para comprar una pierna ortopédica. De momento me conformo con acercarme a la tienda y admirar los distintos modelos, tocarlos, pero creo que tendré que buscar en otro comercio;  el dependiente cada vez está más mosqueado conmigo.



                                                                FIN
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