Pilar

EL HOMBRE INVISIBLE Me llamo Modesto. Modesto Comillas, para servirle. Soy un hombre invisible. Invisible, sí. Me enamoré de una mujer deslumbrante, una hermosa luminaria que opacaba a cualquiera que estuviera a su lado. Yo lo estaba. Pero ella no me veía. Siempre estuve a su lado. Pasaba, y no me veía. Atendía sus más mínimos deseos y no solo no me lo agradecía, ni siquiera reparaba en quién le agasajaba. No podía culparla, eran tantos los que la adoraban… Era una diosa, la diosa de la luz, un rayo de sol en la penumbra de mi oscura existencia. Pero dolía; su indiferencia era hiriente, especialmente cuando le escribía palabras de amor y me ignoraba. Me convertí en su sombra. Daba igual que estuviese delante o detrás de mi radiante adorada. Nunca me vio, ni siquiera me sospechó. Por eso, señor juez, una noche de luna clara, apagué su radiante luz. Ahora también ella es invisible para todos. Menos para mí. FIN