Pilar





ESPERARÉ

Hoy he vuelto a hablar con Lucía. Quería contarme la última pelea con Manuel, la penúltima he pensado, aunque no se lo he dicho. Me he callado, como siempre hago. Somos amigos desde el instituto. Lucía tardó en decidirse; nos quería a los dos, decía, y no podía soportar la idea de perder a uno de nosotros. Se decantó por Manu y yo pasé a ser el tercero en discordia, el incondicional, el chico para todo.
Cada vez me cuesta más seguir asumiendo ese papel. Ya son muchos años de esperar a que Lucía sienta lo mismo que yo, a que quiera besarme como yo quiero que me bese. A que mi presencia le sea imprescindible, no como lo es ahora.
Se lamenta de la actitud de Manuel, su falta de compromiso, que no se decida a formalizar seriamente su relación. No vamos a casarnos nunca, dice, y me llora en el hombro. Yo provecho para abrazarla, un abrazo cálido, largo, que le transmita mi amor incondicional. Pero ella está en otra onda y no capta mi intención.  Y yo sigo esperando.
                                                                                             
FIN  
Etiquetas: 1 comentarios | | edit post