Pilar

 




       CUANDO TE LEVANTES POR LA MAÑANA, PIENSA EN... 

Estrenar el día, embriagándote de olor a vida para despertar anhelos nuevos y atesorar momentos.

             





Pilar






CONFIDENCIAS AL CALOR DEL BRASERO


La abuela Tarsila vive de recuerdos. Se acomoda en el sillón orejero, en el rincón más acogedor del saloncito con la mesa camilla y el brasero, achica los ojillos y empieza a hablar.
Era yo una cría y ya por entonces se organizaba una fiesta para celebrar la recogida de la aceituna, como ahora, pero sin tanto jolgorio, nos ha contado hoy. Íbamos a misa y luego a una merienda en la era.
Yo tuve un pretendiente antes de vuestro abuelo Ginés: el Ulpiano, que era el hijo del boticario. Durante una de esas fiestas se me declaró. Intentó besarme, pero salí corriendo y se quedó allí plantado poniendo morritos. No le dije ni que si ni que no y así le tuve al retortero durante meses. No me decidía, era buen chico, pero no terminaba de hacerme tilín. Para colmo una mañana mi madre me mandó a la botica a recoger un tónico y le vi pasar por la rebotica. Llevaba una bata de cuadros y zapatillas de paño, debía estar algo malucho porque iba encorvado y tosía. Parecía un viejo. Me imaginé nuestra vida juntos y la idea me dio repelús.
Ni siquiera necesité desengañar al Ulpiano, porque entonces llegó al pueblo el abuelo Ginés y ya no tuve ojos más que para él.
Se ríe recordando; tiene una risa chisposa y pícara, menuda como es ella.
Venga, ya está bien de cháchara, que empieza el serial. No me lo puedo perder que hoy se va a descubrir quien es el padre de la niñera.

                                                              FIN