Pilar
FANTASÍA Me enteré por casualidad; yo esperaba a una amiga en la cafetería que ocupa los bajos de mi oficina; en un extremo de la barra un hombre escuchaba atentamente a otro; no podía verle pero su voz me resultó familiar; me acerqué disimuladamente y le oí comentar su fantasía erótica: una mujer enmascarada y vestida de monja le aborda, le retiene, le seduce hasta dejarle tan extenuado que cae rendido… cuando despierta la asaltante ha desaparecido. A los pocos días, cuando ya no quedaba nadie en la oficina entré en el despacho de mi jefe. Ave María Purísima, le dije, y cerré la puerta con llave. FIN
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