Pilar
LA VOZ DEL PASADO ¿Y por qué hablar de ella? No fue casualidad; el destino volvía a ponerme en su camino, como antaño cuando me salvó de la orfandad, de la cuesta descendente que mi loca adolescencia había tomado y me llevaba irremediablemente a la prisión, o a la tumba. En estos días duros, aciagos, en los que mi mundo se hunde, que vuelvo a estar solo y ofuscado, una voz del pasado la mencionó y supe que, a pesar del tiempo, de mi afán por borrar el ayer y de mi despego, su ternura me ayudaría a renacer, a superar el divorcio, el fracaso. Llegué frente al Hospicio y pulsé el timbre rezando, como ella me enseñó, para que aún viviera. FIN