UN PLAN PERFECTO
Marina se desperezó. Jorge había salido de viaje muy
temprano. Tenía el día para ella sola; un día precioso con un sol arrebatador
que invitaba a echarse a la calle.
Mientras se duchaba canturreó la canción de Serrat
(…) aprovecharlo o que pase de largo
depende en parte de ti (…)
Lo iba a aprovechar: tenía hora a las diez en la
peluquería. A las doce la exposición de Ingres, en el Prado; después, aperitivo
con las compañeras y comida en “Ultramarinos Quintín”, el restaurante de
moda.
(…) y no dosifiques los placeres si puedes
derróchalos. Hoy puede ser un gran día
y (…) Y de repente sonó el teléfono.
FIN