Pilar

EL HOMBRE INVISIBLE Me llamo Modesto. Modesto Comillas, para servirle. Soy un hombre invisible. Invisible, sí. Me enamoré de una mujer deslumbrante, una hermosa luminaria que opacaba a cualquiera que estuviera a su lado. Yo lo estaba. Pero ella no me veía. Siempre estuve a su lado. Pasaba, y no me veía. Atendía sus más mínimos deseos y no solo no me lo agradecía, ni siquiera reparaba en quién le agasajaba. No podía culparla, eran tantos los que la adoraban… Era una diosa, la diosa de la luz, un rayo de sol en la penumbra de mi oscura existencia. Pero dolía; su indiferencia era hiriente, especialmente cuando le escribía palabras de amor y me ignoraba. Me convertí en su sombra. Daba igual que estuviese delante o detrás de mi radiante adorada. Nunca me vio, ni siquiera me sospechó. Por eso, señor juez, una noche de luna clara, apagué su radiante luz. Ahora también ella es invisible para todos. Menos para mí. FIN
4 Responses
  1. Arvikis Says:

    ¡Que bueno Pilar! Dice tanto en tan pocas líneas.En cierta manera, tiene puntos de conexión con el mío.
    Gracias por tus besos y enhorabuena por el estupendo comienzo del año literario.
    Ahora me van sobrando los besos, y ya puedo repartir. No hay nada como pedir.
    Muchos besos para el que los necesite
    Javier


  2. Aleizar Says:

    Todo en esta vida son luces y sombras y es tan común que unos se conviertan en la sombra de otros, que pueden acostumbrarse a no brillar jamás. Es lógico que a veces las personas se rebelen y luchen contra eso, aunque sea de forma drática, como en este cuento.
    ¡My bien Ángela!


  3. Angelabis Says:

    El micro genial, como todos los tuyos, pero yo disiento de Aleizar, no es preciso apagar otras luces, si acaso distanciarse para encontrar la propia.
    Me encantan estos relatos que hacen pararse a pensar ¡Bien,bien, bien!


  4. Anónimo Says:

    UNO MÁS PARA TU COLECCIÓN, Y TAN REDONDO COMO SIEMPRE. YA LO ESTABA ECHANDO EN FALTA.