Pilar

JUAN ARTERO, DIRECTOR Rutinariamente, intercambio sus pulseras identificativas, y ya veo la placa dorada con mi nombre grabado; también la noticia, seguro que mañana los medios de comunicación, ¡menudos son!, airearán el lamentable suceso. Por error extirpan el apéndice a un paciente de traumatología. “Uno más de la larga lista de irregularidades que se cometen habitualmente en la Clínica Óptima”. Relee satisfecho el titular y la entradilla publicados la semana anterior. A estas alturas, mejor deberían llamarla “Deplorable”, piensa Artero divertido; después, se enfrasca en repasar el listado de admisiones. FIN
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2 Responses
  1. Desgraciadamente real este relato. Saludos.


  2. Anónimo Says:

    Ya se sabe, aquí al más inútil le dan una cargo o le hacen ministr@
    Javier