Pilar




A VISTA DE PÁJARO

Aparecen de noche por la esquina de la calle intentando controlar a sus perros, que casi los arrastran a fuerza de tirar de las correas. Me gusta observarlos desde la ventana, no por curiosear, sino por ver los alegres jugueteos de los animales brincando y olisqueándose.  Los dueños hablan, seguramente comentando las incidencias del día, se ríen y caminan del brazo arriba y abajo en la plaza, sin perder de vista a sus mascotas. Me gusta observarlos porque cierta noche, desde mi ventana, asistí a su primer encuentro. Un encuentro bastante accidentado, por cierto: sus respectivos perros, entonces cachorros, se enredaron con las correas a las piernas de la mujer, que cayó al suelo; el golpe fue bastante fuerte, tanto que quedó tendida, inmóvil. El hombre le daba golpecitos en las mejillas para reanimarla, miraba a todas partes buscando ayuda; no fue necesario, ella se repuso y él la ayudó a sentarse en el encintado hasta que, al parecer, se le pasaron el mareo y el susto; después, solícito, la acompañó. Posteriormente y al charlar con la panadera me enteré de que ella era soltera, solterona, en realidad, que vivía sola con su perro, un gato y dos periquitos. Él, viudo, un jubilado de buen ver y mejor pasar. 
He seguido noche a noche el desarrollo de su amistad, como en la película esa del Show de Truman pero a diferencia del final de Truman que logra liberarse, la soltera y el viudo han ligado. Los perros también y vuelven a tener cachorros.
                                                                       FIN
3 Responses
  1. Pilar, se te echaba en falta, pero vuelves con tu buen hacer de siempre. Bienvenida al mundo blogero.


  2. Arvikis Says:

    Como la vida misma. Cualquier mascota es buena para iniciar una relación. Enhorabuena.
    Javier


  3. Hola Pilar. Se me ha representado una escena de "101 dálamatas" Los perros unen, eso está claro. Besos.