VESTIDA
PARA MORIR
Puntualmente,
el día de su aniversario, Custodia se prueba el inmaculado vestido de novia que
nunca llegó a lucir; la muerte le arrebató a su amado la víspera del enlace.
Desde
aquella nefasta tarde su razón se desbarató. Vaga de la casa a la iglesia, de
la iglesia al camposanto, y pasa horas arreglando las flores, sentada en la
lápida contándole al difunto las novedades del pueblo… A veces canta o lee
poemas de amor.
Inopinadamente,
su salud sufre un revés; el diagnóstico es poco esperanzador y una obsesión
enfermiza la lleva a considerar el traje como la mortaja que debe vestir cuando
vaya al encuentro de su amado. Corre el tiempo y aunque la parca pasa de largo
y parece ignorarla, ella no olvida su propósito. Así el traje nupcial pierde
blancura, se transforma a razón de los cambios que se operan en Custodia que
ajusta o suelta las costuras un año tras otro.
Y se va
pasando la vida y ella, cual Penélope afanosa, cose y descose; el vestido y la eterna
novia languidecen y esperan.
FIN
A veces un objeto o un traje nos une a un pasado y a una vida que pudo haber sido y no fue, como le pasa a Custudia, que espera el momento ultimo para lucirlo.
My bien Ángela