LOS AMANTES DEL MERIDIANO
Nos gusta callejear por el barrio.
Un grupo de amigos jalean al colega que se marca
las mejores contorsiones del Hip-Hop. Un conductor insiste en tocar el claxon
para alejarlos de la calzada y los jóvenes le abuchean.
Una parejita, en lo oscuro, apura el tiempo
abrazándose antes de separarse; ella sale del coche le lanza un último beso y
se apresura a entrar al portal.
El camello que vende su mierda en la esquina de
la calle Paraíso con Espejismos le pasa una dosis a un cliente que, ansioso, se
resguarda en un rincón del callejón para colocarse; el temblor de los dedos, blancos
y helados, apenas le permiten chutarse. Desde la acera le observa la mujer del
vestido rojo con girasoles estampados; ¡qué desperdicio de vida!, murmura.
Así son
las noches en nuestro barrio del Meridiano, ¿peor que otros? Puede. Pero nos
gusta.
FIN