Pilar

SINE DÍE Me acerco y, en la libreta negra, anoto sus nombres. Huelen a fracaso, a miedo… Sólo miro la mano que recoge el pañuelo rojo que les entrego; algunas temblorosas, otras con teatral desdén. Los apostantes rugen al verlos desfilar. La pistola, oscura y fría cual serpiente mortal, aguarda en el centro de la mesa redonda que ocupan los jugadores. A cada ¡clic! del arma le sigue un suspiro de alivio. Un murmullo de decepción. Cuando se disipa el eco del disparo fatal y del cuerpo al caer, tacho su nombre de la lista. Los ganadores, bulliciosos, se reparten los billetes manchados de sangre. Los supervivientes saludan triunfantes, pero siguen oliendo a fracaso. A miedo aplazado. FIN
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3 Responses
  1. Ángelaaa Says:

    ¡Que fuerte! Se matan solitos


  2. Anónimo Says:

    Lo peor es que no es ficción, la RULETA RUSA sigue existiendo.
    Un beso
    Javier


  3. Sí, eso es lo peor. Pero me ha gustado la forma de relatarlo ("billetes manchados de sangre"..."oliendo a fracaso").