Pilar
TODAVÍA ES POSIBLE Hace ya tiempo que aquí nadie cree en los milagros. La gran urbe desnaturaliza todo y a todos. Tanta premura por abandonar el terruño, por hacerme un sitio lejos del duro faenar del campo, ¿para qué? El oficio de descargador me rila el cuerpo y el recuerdo de Palmira me machaca el alma. Volveré rico, le dije, espérame. Me persigue el desconsuelo de su figura adolescente,la mano frágil cortando el aire lánguidamente, empequeñecida a medida que el tren se alejaba. Hoy vuelvo igual de pobre, aunque más recio. Palmira me espera, me sonríe; ese proyecto de cadera ahora es un poema y, asombrado, descubro que aún se producen prodigios. FIN
4 Responses
  1. Un relato muy esperanzador, amiga. Da gusto encontrarse con este regalo antes de irse a dormir porque te hace esperar el nuevo día con más ganas y alegría.


  2. Graziela Says:

    My bien Ángela. Parece que ha veces las cosas no son como imaginamos, pero "habrá buen fin".


  3. MucipA Says:

    El retorno del personaje y volver a ver la sonrisa de Palmira ya es un milagro. Si no es más rico, por lo menos es feliz.
    Un saludo


  4. Arvikis Says:

    A pesar de todo, mañana es siempre todavía.
    Muy estimulante.
    Arvikis