DULCE INSISTENCIA
Llamó a mi puerta; llevaba en la mano una
tacita minúscula y, después de presentarse como mi vecino, me pidió una
cucharadita de azúcar. Volvió una y otra vez, y otra más… Me hacía gracia y me
conmovía su insistencia. Un día apareció con un bote de cristal enorme que
contenía todas las cucharaditas de azúcar que me pedía; yo, sorprendida, me
quedé sin habla. Él, ruborizado como un adolescente, me confesó que era
diabético. En ese momento me enamoré.
Muy buen micro. Además de enternecedor es dulce. Felicidades.
My bien Ángela
Enhorabuena Pilar, estupendo microrrelato.Javier