DUROS
MOMENTOS
La
tarde está apagada. El viento doblega los árboles y juega con las hojas
amarillas que alfombran la calle. Desde la ventana veo el parque; un mendigo pasa
arrastrando los pies; camina mirando el suelo, pasito a paso con la parsimonia de
alguien que no va ninguna parte, ni espera nada.
Ese
hipnótico tic tac me machaca el cerebro. Una invisible tela de
araña va enredando mis recuerdos con momentos vividos en otro tiempo, ese tiempo que es el peor de los ladrones y
me ha arrebatado tanto… El día no estaba
completo hasta que él estaba a mi lado. Ahora todos los días son interminables.
Afortunado aquel que
tiene tiempo para esperar. Yo no lo hago. Ya no.
FIN